Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas presentará un trastorno mental en su curso de vida. Por su parte, el estigma, entendido como una marca que genera deshonra, desacreditación y que vincula a una persona con características que no son deseables, en este caso, el diagnóstico de trastorno mental; no está presente únicamente en la población en general, sino que también en los profesionales de la salud en formación, siendo el principal elemento por el cual las personas con trastorno mental deciden no acceder a los servicios de salud.