Debate Geografía histórica : por la genética del espacio.
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Resumen en español
El compromiso social de la geografía, como ciencia que estudia el espacio, es crear el conocimiento que le permita a cada ser humano saber el lugar que ocupa en la Tierra. El saber que cada persona tiene acerca del territorio que construye y del que hace parte, de su tierra, nace de la experiencia cotidiana a través de la cual se relaciona con el entorno, creando y motivando vínculos estrechos, que constantemente se reafirman en la condición de hacedores de su lugar. La experiencia de las relaciones sociales que se establecen para hacer el lugar han sido expresadas y exaltadas por las seres humanos a través de sus producciones culturales, entre estas sobresale la literatura y si se prefiere, la literatura realista,regionalista y costumbrista como documento privilegiado de expresión y representación de un espacio y tiempo determinados. Darle nombre a un lugar por afecto u odio (topofilia y topofobia, respectivamente) es una consecuencia lógica de los procesos de apropiación y significación que una persona o comunidad ha tenido en relación con un espacio determinado. El conocimiento de un espacio sea este un territorio, un lugar o una región, implica no solo describir y diagnosticar su configuración actual, sino también, reconocer a través de suyo el carácter dinámico de todas las sociedades humanas, es decir, la condición genética del espacio. En conjunto las prácticas culturales, los objetos construidos, los medios adaptados, las disposiciones espaciales del asentamiento y del edificio, los símbolos, las obras artísticas, las tradiciones orales, la música y la literatura se convierten en elementos y documentos de suma utilidad para el estudio de un territorio, en la medida que se constituyen en herramientas para interpretar, desde las teorías actuales, pero con “ojos antiguos” en términos de Sauer, las diversas configuraciones y concepciones del espacio en tal territorio. Este artículo propone la valoración científica de dichas expresiones al privilegiar la literatura como una fuente secundaria de importantísimo papel, ya que ella da cuenta de la descripción y caracterización de espacios, reales o imaginados, que en últimas exponen de alguna manera experiencias socio-espaciales. Así, se estima que la literatura es un instrumento significativo para el logro de los objetivos de la geografía ya que presta unos ojos privilegiados para aproximarse al reconocimiento de lo que es o han sido las prácticas espaciales, objeto de estudio de las ciencias sociales de hoy en día.