La hipertensión arterial es un problema de salud pública, que genera un impacto personal, familiar, económico y social; es una patología de carácter crónico que contribuye directa o indirectamente a la mortalidad e incapacidad prematura, al deterioro de la calidad de vida de las personas y sus familias, y al aumento de los costos sanitarios. Es el factor de riesgo que produce la mayor mortalidad por enfermedad cardiovascular en el mundo (OMS, 2013). Se estima que la hipertensión causa 9,4 millones de fallecimientos y el 7% de la carga de morbilidad ¿expresada AVAD¿ por año (OMS, 2014). Sin embargo, una de las mayores dificultades que se presentan en el tratamiento de esta enfermedad, es la no adherencia; se estima que alrededor del 50% de los pacientes no se adhieren al tratamiento.