Resumen en español

Los seres humanos en su condición de sujetos corpóreos se sitúan en un universo de posibilidades de sentido, al cual se puede acceder desde infinitas orientaciones. Es decir, las personas no están determinadas biológicamente, como los animales, sino que tienen la posibilidad de crear significados a partir de sus expectativas y necesidades. Siguiendo a Villamil (2010) en el mundo cultural, la corporeidad humana se manifiesta como una realidad sui generis, que le permite al hombre trascender los límites impuestos por la naturaleza y responder a ellos de forma creativa. En consecuencia, el cuerpo no es algo dado, se trata de una construcción en correlación, donde el otro se convierte en el medio a partir del cual se pueden construir experiencias dotadas de significación. El niño en sus primeras experiencias de vida consolida ese entre dos con las personas que constituyan su núcleo familiar, escolar y social. Es a partir de esas relaciones que vive en su cotidianidad y de la significación que le atribuya a las mismas, que irán teniendo lugar su proceso de construcción de cuerpo y con este toda una suerte de imaginarios y posibilidades de lo que es y quiere ser. Sin embargo, cuando ocurren sucesos imprevistos que causan un gran impacto en dichas cotidianidades y relaciones, como lo es el diagnóstico de una enfermedad como el cáncer, se puede pensar que aparecen y se reorganizan las significaciones que se han ido construyendo, ya que la rutina y las prácticas cambian incorporando nuevos contextos, objetos, diálogos a los que habrá que dar un lugar. A continuación, se presentan los resultados exploratorios sobre el estudio que buscó conocer cómo puede incidir el impacto de ser diagnosticado con cáncer en la construcción y significación que realiza el niño de su cuerpo.